Este artículo analiza el impacto negativo que las reformas educativas neoliberales del gobierno conservador-liberal sueco
han tenido en la calidad del sistema educativo de Suecia. El artículo también señala como las reformas Wert profundizarán todavía más las desigualdades en el sistema educativo, como también ha
ocurrido en Suecia.
La escuela pública en Suecia estuvo considerada durante muchos años (junto con la finlandesa) como una de las mejores en el
mundo. En el informe PISA del 2000 el nivel de comprensión de lectura, matemáticas y ciencias estaba muy por encima del promedio de los otros países de la OCDE, el grupo de países más ricos del
mundo. Lo que caracterizaba el sistema educativo sueco era su carácter multiclasista, es decir, que en sus aulas estaban representadas todas las clases sociales, creando una escuela
cohesionadora, crisol de una de las sociedades menos desiguales en aquella colectividad de países. Era el producto de muchos años de gobierno de partidos progresistas, que promovieron los valores
de equidad, progreso y cultura. El fin de la educación era formar un ciudadano solidario, culto y preparado para decidir y actuar en una sociedad democrática y fuertemente
participativa.