El otoño

Ya el sol, Platero, empieza a sentir pereza de salir de sus sábanas, y los labradores madrugan más que él. Es  verdad que está desnudo y hace fresco.

¡Cómo sopla el Norte!, mira, por el suelo, las ramitas caidas.

El arado va, como una tosca arma de guerra, a la labor  alegre de la paz, Platero; y en la ancha senda húmeda, los árboles amarillos, seguros de verdecer, alumbran, a un lado y a otro, vivamente, como suaves hogueras de oro claro, nuestro rápido caminar.


Juan Ramón Jiménez (1881 -1958)  "Platero y yo" 

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